...¿A QUIÉN NO PODRÁS AMAR? SI SÓLO HAY UN HOMBRE,
SI SÓLO HAY UNA MUJER, SI SÓLO HAY UN MUNDO...
DANIEL MACÍAS.

viernes, 31 de mayo de 2013

JOAN MARGARIT - ELLA


ELLA

Es tiempo ya de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie, es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba ya perdido.
A la inútil y sórdida moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo, a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido 
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido?


Joan Margarit. Poesía amorosa completa
Hiperión

martes, 28 de mayo de 2013

CHECHU GARCÍA - TESELES



ESQUELAS

Pusieron dos esquelas 
en el palo de la luz.

Nadie vino a quitarlas.

El agua
diluyó todas las letras
despedazó los nombres
y abrasó el papel.

Cayeron al suelo.

Quedan 
las chinchetas
mordiendo la madera,
silenciosas lápidas
en el oscuro corazón de la memoria.

Chinchetas.
Las arrancaron en fin de año.

Qué poco costó.

Servían –dijeron– para poner
los carteles del baile.

Chinchetas.
Silenciosas lápidas.
Las clavaron a martillo
con la embrutecida fuerza
de la juventud.

Dolían.
Dolían clavadas tan hondo.
Pero ni una lágrima saltó
del seco palo de la luz.

           *****

ESQUELES

Punxeron dos esqueles
nel palu de la lluz.

Naide vino a quitales.

L'agua
esborronó les lletres
tarazó los nomes
y abrasó'l papel.

Cayeron embaxo.

Queden
les chinchetes
mordiendo la madera,
silencioses lápides
nel escuru corazón de la memoria.

Chinchetes.
Arrancáronles pa fin d'añu.

Qué poco costó.

Valíen –dixeron– pa poner
los cartelos del baile.

Chinchetes.
Silencioses lápides.
Claváronles a martiellu
cola enraxonada fuerza
de la mocedá.

Mancaben.
Mancaben metíes tan fondes.
Pero nin uns llárima saltó
del secu palu de la lluz.

Chechu García
Esqueles
Teseles (Oviedo: Ámbitu, 2003)




viernes, 24 de mayo de 2013

JACOBO SUREDA - EL PRESTIDIGITADOR DE LOS CINCO SENTIDOS



DESASOSIEGO

Distraída y comoquienolvidaunparaguasmente
Me enamoré de la chica con trenzas
Y cuando me di cuenta ya era tarde.

¿Por qué aulla el crepúsculo estos colores?
¿Quién le piso la cola?

En todos los perfiles el cielo se entretiene
Recorta los aleros sin olvidar las tejas
Y yo no veré nunca el verdadero
Y completo perfil de mi cabeza.

Mi alma es una garrapata insoportable
Que me rechupa todo y deja Exhausto 
Y acabará acabando por matarme.

                      *****

PRESTIDIGITACIÓN

El religioso mar
Como una hostia azul
Está en el paladar
Del cielo y horizonte.
Lo mismo que un cortejo
De una sola persona
Pasa una nube llena de pavor
Y me siento espinas en los ojos
Mirando a las estrellas.
Llevo un saco vacío a las espaldas
Relleno de fastidio
Y en mis pies pesa el barro
Del desconsuelo tendido en los caminos.
Los cintajos del viento
Se enmarañaron en mi pelo
Y por poco me quedo del revés
Al dar vuelta  a la esquina

Jacobo Sureda. 1901-1935
El prestidigitador de los cinco sentidos
Editorial José Weissenberger ST. Blasien (1926)


domingo, 12 de mayo de 2013

JORGE RIECHMANN - UN "DONNADIE"



Solo puede enseñar quien está enamorado
y no es nadie.
Un donnadie abrazado
a su dolor que arde,
al mediodía ardiente de su amor.


JORGE RIECHMANN
Voces del extremo. Antología 1999 - 2011


lunes, 6 de mayo de 2013

AMALIA BAUTISTA - MUJERES Y CÍCLOPES



LA MUJER DEL SOLDADO

Le recibí llorando de alegría.
Regresaba tan sucio y tan hambriento
que a cualquiera le habría dado asco.
Sucio de sangre propia y extranjera
el uniforme; hambrienta la mirada 
de un cuerpo de mujer que le esperase.
Besé el barro y la sangre de su boca
y lamí las heridas como un perro.
Le amaba. No podía darme asco.
No me importó siquiera que rompiese
con un brusco deleite aquellas medias
de seda que agotaron mis ahorros.
No sería capaz de preguntarle
si tuvo miedo y si pensó en la huida.
Le tenía de nuevo. Había vuelto.
Y todo lo demás no era importante.

                    *****

GALATEA

No sabía qué hacer aquella tarde.
Tú estabas enfadado y no querías
salir. Me fui al Parque del Oeste
y estuve paseando mucho rato
sin encontrar un alma. En el invierno 
casi nadie pasea por los parques.
No pensé en nada. Me senté en un banco
y encendí un cigarrillo. De repente
un hombre joven se sentó a mi lado.
Le miré y vi que había un solo ojo 
en mitad de su frente, un ojo oscuro,
tristísimo y brillante. Me miraba
como pidiendo ayuda, suplicando.
Ninguno de los dos dijimos nada.
Él miraba mis ojos y yo el suyo
En silencio empezó a llorar despacio,
se avergonzó y se fue. Yo no hice nada
por detenerle. Tú no te creíste
ni una palabra de esta historia, pero
yo me lleno de angustia y de tristeza,
aunque quiera evitarlo, si recuerdo
al cíclope del Parque del Oeste.

AMALIA BAUTISTA
Carcel de Amor
Renacimiento. 1988